Description
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta repintes.
Medidas: 80 x 107 cm.
En este óleo sobre lienzo se representa la caída de Jesús durante su camino del Calvario, vencido por el peso de la cruz. En la escena vemos también a Simón el Cireneo, que le ayuda a volver a cargar la cruz, aunque sin embargo no aparece la imagen de la Verónica, que sostiene el paño para que Jesús se limpie con él la sangre y el sudor de su rostro. Es la tela en la que, según la historia sagrada, quedaron milagrosamente impresas las facciones de Cristo. Simón el Cireneo, por su parte, viene a ser como la imagen viviente de los discípulos de Jesús, que toman su cruz y le siguen. Además, el ejemplo de Simón nos invita a llevar unos las cargas de otros de forma desinteresada, como enseña san Pablo. Se trata de la representación unificada, por tanto, de la representación de la estación quinta del Via Crucis, en la que Simón ayuda a Cristo con la cruz. La imagen de formato apaisado muestra esta escena de manera narrativa, concentrando a casi todos los personajes en un primer plano, lo que facilita una lectura visual más sencilla. Todos los personajes se encuentran de pie en la escena, adoptando posiciones activas, que trasmiten al espectador instantaneidad, dando realismo a un hecho concreto del relato bíblico, y destacando pequeñas cotidianeidades. El único personaje que no está erguido es el protagonista, Jesús, que ha caído por el peso de la cruz, y por los ataques de los soldados que lo acompañan. Casi tumbado en el suelo, Cristo, a pesar de su abatimiento físico, gira su rostro, dominado por la corona de espinas, y fija su mirada hacia el frente. Al lugar donde se encuentra el espectador, haciéndole así participe de su sufrimiento, el rostro de Cristo, no es de crítica o de pesadumbre, sino que la sobriedad de su gesto invita a realizar un examen de conciencia sobre la culpabilidad y el proceder en la tortura del prójimo.
Agotadas las fuerzas por la sangre pérdida en la flagelación, debilitado por los sufrimientos físicos y morales que le habían infringido la noche anterior, y sin haber dormido, apenas pudo dar algunos pasos y pronto cayó bajo el peso de la cruz. Se sucedieron entonces los golpes e imprecaciones de los soldados, las risas expectantes del público. Jesús, con toda la fuerza de su voluntad y a empellones, logró levantarse para seguir su camino. Según las interpretaciones teológicas, Jesús nos invita con sus actos a cargar con nuestra cruz y a seguirle, nos enseña aquí que también nosotros podemos caer, y que hemos de comprender a los que caen; que ninguno debe quedar postrado, todos hemos de levantarnos con humildad y confianza buscando su ayuda y perdón.
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Escuela italiana, segunda mitad del siglo XVII. “La caída de Cristo” – Antiguedades Carretero
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